El primer explorador Europeo fue el navegante español Vicente Yáñez Pinzón. Después de su cruce transatlántico, tocó tierra cerca del sitio de la actual Recife, el 26 de enero de 1500, Navegó a continuación bordeando la costa, hacia el norte, hasta la desembocadura del río Orinoco, Sin embargo, en virtud de las decisiones del Tratado de Tordesillas (1494), que modificaba la línea de partición instaurada en 1493 por el Papa Alexandre VI para delimitar los imperios portugués y español, el nuevo territorio fue atribuido a Portugal. España no reivindicó entonces el descubrimiento de Pinzón.
En 1501, el navegante italiano Américo Vespucio dirigió una expedición sobre este nuevo territorio por instigación del gobierno portugués. En el transcurso de estas exploraciones, Vespucio reconoció y bautizó muchos cabos y bahías, entre ellas la de Río de Janeiro. Regresó a Portugal con brasilete (madera de Pernambuco que proveía una tintura roja). La Terra da Vera Cruz tomó, a partir de esta fecha, el nombre de Brasil.
Las guerras napoleónicas doblaron profundamente el curso de la historia brasileña. Desde noviembre de 1807, Napoleón atravesó con su ejército la frontera hispano-portuguesa. Sin esperar la llegada de los franceses, el príncipe Juan, regente de Portugal, y la Corte embarcaron en Lisboa con destino a Brasil. El gobierno real de Portugal se instaló entonces en Río de Janeiro.
En marzo de 1816, el príncipe Juan devino rey de Portugal bajo el nombre de Juan VI el Clemente. El sentimiento republicano, ampliamente extendido a través del país después de la Revolución Francesa, ganó una audiencia considerable cuando las colonias españolas vecinas se volvieron independientes. Desde 1816, Juan VI debió intervenir para ocupar la región de la Banda Oriental bajo el control de los revolucionarios hispano-americanos.
Juan VI nombró a su segundo hijo, Don Pedro, regente de Brasil. Pero en Portugal, se había formado una viva oposición contra las reformas emprendidas en el virreinato. La Asamblea portuguesa, las Cortes, votó una serie de leyes destinadas a devolver a Brasil su antiguo estatuto de colonia. Don Pedro fue intimado a regresar a Europa. En 1822, ante las demandas y la indignación de los brasileños, Don Pedro anunció su rechazo a dejar el país. En junio de 1822, hizo convocar una Asamblea constituyente. En septiembre de 1822, mientras que enviados de Portugal revelaban que las Cortes no harían más ninguna concesión a los nacionalistas, Don Pedro proclamaba la independencia de Brasil. El mismo año, un voto de la Alta Cómara de la Asamblea Constituyente lo hizo emperador de Brasil bajo el nombre de Pedro I. A fin de 1823, todas las tropas portuguesas en Brasil debieron rendirse al nuevo régimen.
Reinando como verdadero dictador, Pedro I perdió mucha popularidad en su primer año en el poder. En 1823, a causa de disensos con la Asamblea Constituyente, decidió disolverla y promulgó una nueva constitución en marzo de 1824. Al año siguiente, en 1825, Argentina apoyó una revuelta en la provincia de Cisplatina. Este apoyo fue considerado por Brasil como una provocación y fue declarada la guerra entre los dos países. Derrotados en 1827, los brasileños debieron acordar, al final de negociaciones mantenidas bajo la mediación británica, la independencia de la provincia de Cisplatina y de Uruguay. El fin de los años '20 vio el aumento de la oposición popular contra Pedro I. En 1831, éste decidió finalmente abdicar en favor de Pedro II, su presunto heredero de 5años.
En julio de 1840, el Parlamento brasileño proclamó la mayoría de edad de Pedro II quien pudo entonces tomar la cabeza del estado. Se reveló uno de los monarcas más competentes de su época. Bajo su reinado, que duró casi medio siglo, el crecimiento económico y demográfico del país fue excepcional. La producción nacional fue multiplicada por 10 y el país comenzó a dotarse de una red ferroviaria. La política exterior del gobierno imperial era abiertamente hostil a las dictaduras vecinas. De 1851 a 1852, Brasil sostuvo entonces la lucha revolucionaria que combatía al dictador argentino Juan Manuel de Rosas.
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