La minería artesanal ha volcado al ambiente más de dos mil toneladas del peligroso metal. Los ocho países de la Amazonia presentarán un plan de acción en septiembre.
RÍO DE JANEIRO.- El mercurio amenaza la salud de la población de la Amazonia. En Brasil, más de dos mil toneladas de ese metal pesado fueron volcadas al ambiente por el "garimpo" (minería artesanal) desde 1980, pero algunos investigadores afirman que una cantidad mucho mayor existe en la propia naturaleza amazónica.
El "garimpo" aportó sólo tres por ciento del mercurio presente en la Amazonia brasileña, ya que "la región es rica en mercurio natural", sostuvo Reinaldo Peleja, biólogo de la Universidad Federal de Pará (UFPA), con base en la cooperación de investigadores brasileños y canadienses que examinaron suelos de la cuenca.
El origen natural se comprueba por los peces contaminados en áreas lejanas a los "garimpos" y en represas sin una fuente identificada del metal, indicó el especialista.
El río Negro, de poca actividad minera, tiene casi el doble de mercurio que el río Tapajós, de cuya cuenca se extrae mucho oro.
La contaminación de áreas mineras y ríos preocupa desde el auge del oro amazónico en los años 80. Los "garimpeiros" usan el mercurio para recoger partículas de oro dispersas en la tierra, por amalgama, que posteriormente se calienta a elevadas temperaturas para que el mercurio se evapore, lo que contamina a las personas cercanas y el ambiente en general.
Cuando el mercurio permanece en suelos se mantiene en su forma inorgánica menos tóxica, pero llevado a los ríos, por aire y por agua de la lluvia o inundaciones, entra a la cadena alimentaria de los peces y se transforma en metilmercurio, cuyo exceso en el ser humano provoca principalmente problemas neurológicos.
"Ya siento un síntoma, el temblor en las manos. Conocía los riesgos pero quemé mucha amalgama", confesó Ivo Lubrina, de 57 años de edad, garimpeiro hace 31 años y actual presidente de la Asociación de Mineros de Oro del Tapajós.
En la Reserva Garimpeira de la Cuenca del Tapajós, que ocupa 23 mil kilómetros cuadrados en el oeste del norteño estado de Pará, trabajan unos 70 mil mineros y otras 20 mil personas les prestan servicios, calculó.
Una investigación local del Centro de Tecnología Mineral del Ministerio de Ciencia y Tecnología (en el marco del Proyecto Mercurio Global de la Organización de las Naciones Unidas, desarrollado en seis países), halló peces con hasta 40 veces el índice de mercurio considerado aceptable, además de vegetales y suelos con alta contaminación.
Ahora se hará una campaña para convencer los garimpeiros a trabajar de forma más segura, con tecnologías ya conocidas.
El uso del mercurio está prohibido en Brasil desde 1989, por una ley que no se cumple. "Hay que demostrar las ventajas de las alternativas, con beneficios cotidianos inmediatos, no para un futuro lejano", destacó Zuleica Castilho, experta en evaluación de riesgos ambientales y coordinadora de esa campaña.
Los garimpeiros "no son inocentes", conocen el riesgo y también la necesidad de equipos protectores, pero "por la cultura de matar o vivir y la prisa por jaranear (después de la labor)" abandonan los cuidados, lamentó Lubrina.
Por suerte, la mayoría de ellos proviene del noreste del país, donde estaba acostumbrada a la carne de vacuno, y se libra de un factor de contaminación al no comer tanto pescado como los amazónicos, indicó.
Se conoce poco acerca de los daños biológicos del mercurio en humanos y peces, destacó Peleja, investigador de la UFPA en Santarém, donde el Tapajós desemboca en el río Amazonas. El límite considerado recomendable para humanos es 50 partes por millón (ppm) del metal, pero él supo del caso de un hombre con 176 ppm y salud "aparentemente normal".
Es "un problema silencioso, crónico, que avanza hacia una situación grave dentro de 20 a 30 años", previó.
"No habrá una epidemia de enfermedades neurológicas" en la Amazonia, confía Sandra Hacon, bióloga doctorada en geoquímica, quien argumenta que el mercurio se libera en "dosis homeopáticas" y que muchos síntomas hoy atribuidos a la contaminación se confunden con otras enfermedades frecuentes en la región, como malaria y epilepsia.
Las pruebas válidas en Europa y Estados Unidos no sirven para la realidad amazónica, donde es necesario distinguir "síntomas sutiles" y concentrar los exámenes en los niños, para detectar dificultades de aprendizaje y concentración, sostuvo Hacon, investigadora de la Escuela Nacional de Salud Pública, en Río de Janeiro.
La bióloga participa en la elaboración de un Plan de Acción que la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica pretende impulsar en sus ocho países miembros (Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Suriname y Venezuela) y que prevé tener listo en septiembre.
El primer paso es componer un banco de datos y sistematizar los casi 400 estudios publicados sobre el tema, explicó. Los ocho países son productores de oro mediante minería artesanal. Se calcula que puede haber de 100 a 200 mil garimpeiros en Colombia, igual cifra en Perú y el doble en Brasil.
Colombia trata de diseminar las tecnologías que reducen la contaminación de forma participativa, con ayuda de cooperativas de mineros, y en Perú hay estudios interesantes sobre la región de Iquitos, informó Hacon.
Pero algunos de esos estudios no han sido publicados y son escasas las informaciones, incluso en Brasil, que tiene "un enorme pasivo ambiental" con el mercurio, acotó.
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