"El programa nuclear de Brasil está asociado a la generación de energía eléctrica y al desarrollo de un submarino nuclear", dijo a la BBC el Dr. Elías Palacios, secretario del acuerdo de salvaguardias mutuas de materiales nucleares con Argentina conocido como ABACC (Acuerdo Brasileño Argentino de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares). Para la generación de energía eléctrica, Brasil cuenta con dos centrales nucleares de potencia en operación, Angra I y Angra II, en la localidad de Angra dos Reis, estado de Rio de Janeiro. Brasil posee las sextas reservas de uranio en el mundo (con sólo 30% del territorio explorado), pero debe enviar el uranio al exterior para su enriquecimiento. En orden de importancia, las mayores reservas están en Kazajastán, Australia, Sudáfrica, EE.UU. y Canadá. Las reservas brasileñas se encuentran en los estados de Bahía, Ceará, Minas Gerais y Paraná.
El uranio extraído es exportado en bruto a Canadá donde es transformado en gas. Luego es enriquecido en Europa por el consorcio Urenco, formado por empresas de Alemania, Holanda y el Reino Unido. El elemento clave es que con la tecnología utilizada en la planta de Resende, Brasil podría por primera vez enriquecer uranio en escala industrial, eliminando la necesidad de importarlo.
En cuanto al submarino, aún está en la etapa de desarrollo. Según el Dr. Palacios, "el proyecto para la parte nuclear del submarino está avanzada y en este sentido una de las partes principales que es el producir uranio enriquecido es un logro de la tecnología de Brasil".
"Fue en los años de 1974-75, luego del shock de la crisis petrolera, que se creó un programa de adquisición de reactores de Alemania, durante el gobierno del general Ernesto Geisel", explicó a la BBC Rogerio de Cerqueira Leite, profesor emérito de física de la Universidad de Campinas (Unicamp).
El programa era ambicioso y contemplaba la compra de 12 reactores, aunque sólo se adquirieron los dos primeros y otras tecnologías para procesar combustibles.
Es muy posible que los militares pensaran que comenzando por un programa eminentemente pacífico se adquirirían tecnologías que podrían ser usadas en caso de algún litigio, pero no había una doctrina establecida sobre el asunto
Las tecnologías eran poco eficientes, y poco después dos grupos comenzaron a desarrollar programas alternativos por separado: la Marina, con un programa de ultracentrifugación, y la Aeronáutica, con un programa de separación de isótopos por laser, según señala el experto. El objetivo enunciado era independizar a Brasil en materia nuclear, pero según Cerqueira Leite, "lo que había por detrás aún es objeto de discusión en Brasil". Por otra parte, la Marina buscó desarrollar un reactor de pequeño porte para usar en submarinos. El programa aún no se ha concretado.
En un futuro, Brasil podría también convertirse en exportador de uranio enriquecido, y cabe destacar que en la visita del presidente Lula a China en mayo del 2004, el país asiático expresó interés en este sentido, según la prensa brasileña.
"La expectativa es poder vender ese uranio a países que tengan reactores y estén dentro de los acuerdos internacionales", dijo a la BBC el Prof. Cerqueira Leite.
Secretos tecnológicos: ¿temor de espionaje?
El uranio en estado natural no es apto para alimentar centrales nucleares. Debe ser enriquecido, es decir, debe aumentarse la concentración de un isótopo del uranio, Uranio 235, que es menos estable y tiene la capacidad de provocar reacciones en cadena. Ha desarrollado un sistema que consume menos energía, ya que en vez de tener un eje girando a 10 mil revoluciones por minuto, tiene un sistema flotante que cumple las mismas funciones con menos rozamiento
Dr. Elías Palacios, ABACC
El uranio enriquecido puede así, por fisión nuclear, generar calor, calentando agua y produciendo el vapor necesario para mover las turbinas de las usinas nucleares de Angra I y Angra II. La tecnología de enriquecimiento de uranio es conocida y aplicada comercialmente por apenas siete países, además Brasil: EE.UU., Francia, Rusia, Reino Unido, Japón y Holanda.
Brasil ha logrado avances en la utilización de suspensión electromagnética para hacer girar las centrifugadoras, eliminando la fricción.
"Ha desarrollado un sistema que consume menos energía, ya que en vez de tener un eje girando a 10 mil revoluciones por minuto, tiene un sistema flotante que cumple las mismas funciones con menos rozamiento", dice el Dr. Palacios.
Y aquí está la raíz de la polémica.
Brasil dice querer proteger sus secretos. El ministro de Ciencia y Tecnología de Brasil, Eduardo Campos, dijo que su país había invertido cerca de US$1.000 millones y años de investigación para desarrollar nuevas técnicas de enriquecimiento de uranio, según declaraciones citadas por la agencia Associated Press (AP).
Campos agregó que la técnica de centrifugado desarrollada por Brasil es un 30% más eficiente que la utilizada en otros países.
¿Qué está detrás de la disputa?
No todos creen que sean fundados los temores de Brasil de espionaje industrial.
"El supuesto interés de otras potencias en apropiarse del avance tecnológico de Brasil me parece una cosa medio paranoica. No tienen necesidad de hacerlo, porque la tecnología de suspensión magnética es bien conocida e ingenieros competentes podrían aplicarla si lo desean", aseguró a la BBC José Goldemberg, especialista en física nuclear y actual secretario de Medio Ambiente del estado de San Pablo.
Otros creen que la negativa de Brasil a permitir la inspección visual total de sus plantas tiene otros motivos.
"Lo que Brasil dice oficialmente es que es por peligro de espionaje industrial, pero quienes saben del tema no creen eso. Saben que la OIEA no se arriesgaría a eso y es una institución seria", dice por su parte el prof. Cerqueira Leite.
Para el experto, en la raíz de la negativa brasileña está una afirmación de soberanía.
Más allá de los secretos científicos de Brasil, la agencia Associated Press señala que hay interrogantes sobre cómo Brasil adquirió esa tecnología, ya que el antiguo programa nuclear militar de los 80 se logró en base a "compras secretas".
Algunos leen en la insistencia de la OIEA un intento por coartar el desarrollo tecnológico de los países en vías de desarrollo. Pero según Stania, "solamente puede decirse eso cuando se entiende a la agencia como órgano de los países desarrollados.(...) Yo creo que hoy día la agencia está actuando de manera más o menos neutral".
Lo cierto es que el programa nuclear de Brasil no sólo tiene implicaciones científicas o comerciales.
Si Brasil logra enriquecer su propio uranio y dejar de importarlo estaría en la posición estratégica de independizarse de los países grandes en ese ramo. Y eso afectaría la posición estratégica de Brasil como potencia emergente, que busca un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas