Es distinto de todos, es tan espectacular, que se cotiza como los grandes espectáculos: se venden entradas para ver los desfiles y las rúas, se venden a las televisiones los derechos de transmisión como si se tratara de grandes partidos de fútbol o de Juegos Olímpicos.La grandiosidad, la belleza, el ritmo, la gracia, la sensualidad que de ellos emana, bien lo valen. Cuentan los que conocen la historia, que estos carnavales aún no han cumplido los 200 años. Pero al igual que todos los carnavales que en el mundo son y han sido, traen su origen de las grandes ceremonias romanas propias del mes de febrero, el de las purificaciones.
En sus primeros tiempos, los carnavales de Brasil tenían el formato de batallas. No nos recuerdan las antiguas lides entre Don Carnal y Doña Cuaresma, es decir entre los carniceros y los pescateros, de los que aún quedan vestigios, sino que nos retrotraen a los ritos lustrales que acompañaban el Carnaval.
Nada de escobas, como en Europa; se tiraban directamente los trastos a la cabeza. Se trataba de vaciar la casa de trastos viejos, y por lo visto la gracia estaba en darle a alguien con ellos.Estas prácticas desataban un poco de violencia, que acababa en tragedia. Pero esta es una característica que acompaña a muchos carnavales. Al fin y al cabo, en sus antiguos ancestros romanos, griegos, egipcios, etc., no se concebía la gran procesión del Carrus Navale o su equivalente, sin el respectivo sacrificio. Hoy también se paga este precio.
La decoración de la ciudad, las escuelas de samba, los ensayos, los concursos de fantasías, la elección del Rey Momo, de la Reina, de las Princesas, las espectaculares carrozas, las vestimentas y las desnudeces acordes con el clima cálido de la tierra, el movimiento y el ritmo, que lo llevan con la misma gracia y naturalidad que los andares,la música, la luz, la increíble acumulación de belleza,eso y más es el Carnaval de Río.
De todos los carnavales de Brasil, se recomienda el de Salvador de Bahía. Es el que gracias al sentimiento de los bahianos, su oposición a la mercantilización del carnaval, ha mantenido casi intacto su carácter. Además, el que Bahía sea la ciudad musicalmente más avanzada e importante de Brasil hace que estos seis días, donde no hay otra cosa más que música y baile en las calles, sean la manifestación más autentica del espíritu de los carnavales brasileños. Los Blocos son las grandes atracciones del carnaval. Son mucho más que simples grupos musicales para los bahianos, debido a la implicación de los más importantes en la mejora de las condiciones sociales y culturales de los más pobres. Hay dos tipos de grupos musicales:
-Los Blocos Afro, basados en grandes grupos de gente tocando tambores acompañados por cantantes que van encima de camiones con equipos de sonido. El primero fue Filhos de Gandhi (fundado en 1949), sus 6000 miembros convertidos en un río de blanco y azul (el color de su uniforme) entre el resto de participantes del carnaval es algo que no se debe dejar de contemplar. Entre los Blocos Afro recientes los más conocidos son Olodum, Muzenza, Malé Debalé e Ilé Aiye, es todo un espectáculo cuando estos últimos salen de su base en Ladeira du Curuzu en el distrito de Liberdades.
-Los tríos eléctricos son bandas de diez músicos que van subidos en camiones equipados con sistemas de sonido que destrozarían cualquier medidor de decibelios. Tocan canciones influenciadas por los Blocos Afro y se mueven a paso de caracol por las calles arrastrando a un montón de gente. Cada Bloco Afro y trío eléctrico lleva su propio uniforme y su personal de seguridad para que los miembros de los blocos puedan bailar con tranquilidad.
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